el ocho es redondo
el año comenzó como termina el 2007, muy mal. a pesar de ello no estoy pesimista respecto a este año curvilíneo, me ha empezado a gustar este número ocho que se parece mas a un infinito vertical.
porque dicen que en el sentido de las z el universo es mas pequeño en su infinitud que en el plano de las xy. la expansión no es homogenea. es así que me gusta el ocho, mas redondeado, con menos aristas que el 7, tengo un pálpito, una fija, diría si fuera del turf.
estaba en la playa , mirando, no recuerdo exactamente si observaba el mar, o la arena. siempre voy a la misma playa en esta época del año por dos curiosos motivos: hay gnomos en los médanos y toninas en el mar y por supuesto unos cuantos primos que vienen a escuchar las historias que no viví. no tienen suerte, los últimos años me contemplan esperando que asomen las palabras como esas cofradías que se juntan para ver amanecer. y no tienen suerte, un silencio denso me atrapa, como cuando era pibe, magnetiza las palabras en el camino de salida. para romper la tensión es que nos vamos al agua. en la infancia venían las toninas a jugar con nosotros, pero ahora son mas reacias. yo lo atribuyo al temor que mi primo blas les infunde, es que el muy inflado parece un cachalote salvaje, sino fuera porque lo conozco de pequeño mi miedo no sería infundado.
siempre hay una mas bravas que otras, y se imaginan ya lo que pasó con esa pez que se venia con una sonrisa directo a blas, tanto como tanto que tuve que zambullirme para tomarla de la aleta dorsal y desviarla levemente del impacto inminente, eso no le gustó nada a la pececiña que al pasar me lanzó un mordisco que aún late en mi mano izquierda.
asi comenzó mi año 2008, con un lamento de mar. mientras subía para atenuar el mal momento, los vi en la barra del parador, esperando, los 3 gnomos con sus pelos al viento - en la playa no usan el típico gorro de gnomo - dos varones y una niña, siempre los veo por aquí, siento como crecen año tras año, blas no los ve, creo que nadie los ve , a mi me hablan, van directo al grano, sin saludos ni bienvenidas el más avezado que sabe a ser músico, me tomó del hombro y me susurró a barlovento: - vení viejo, destapa una birra, si las toninas no muerden.